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¿Dónde pones el foco, en los ensayos o en el concierto?
Y así lo creo yo. Si ponemos el foco en el concierto o la obra a interpretar, posiblemente, la técnica y el trabajo que se realice con esa pieza logre su mejor versión para el día de su interpretación. Pero también, posiblemente, después de ese concierto, si no hemos trabajado y entrenado otros aspectos musicales o no musicales, tendremos la sensación de empezar de nuevo y sin recursos para iniciar otras obras u objetivos.
El trabajo semanal de ensayos nos lleva a alcanzar 2 tipos de resultados:
- El objetivo u obra de la que hablaba antes.
- Nuestro crecimiento y aprendizaje mientras la trabajamos.
Para muchos músicos, interpretar una obra “perfecta”, supone un éxito rotundo. El trabajo realizado habrá merecido la pena y la satisfacción será plena. Realmente, el esfuerzo estuvo dirigido a tal fin.
Para otros, esa interpretación “perfecta” pasa a segunda línea y adquieren igual o más importancia las experiencias vividas y los aprendizajes llevados durante cada ensayo, llegando a ser un éxito aunque el concierto no haya sido extraordinario (musicalmente hablando).
Yo soy de los que piensan que el concierto no es más importante que el día a día. De hecho, pienso que uno de los ensayos más importantes no es el previo al concierto, sino el posterior. Ahí es cuando se ve el trabajo y la responsabilidad del equipo, tanto en el número de asistentes como en la valoración y reflexión que se genera de nuestro desempeño.
Y es que considero muy importante la cultura de equipo y el hábito del esfuerzo diario. El rendimiento que aportamos a cada ensayo es el que hace crecer la agrupación tanto en musical como en lo humano, y eso no tiene límites. No pensamos en hacer un gran concierto, sino en realizar un gran ensayo.
Seguro que conoces a alguien que obtiene sobresalientes en los exámenes y al día siguiente ya no se acuerda de nada. Pone el foco en aprobar, no en aprender. Y eso no es éxito. El tiempo se lo dirá tarde o temprano.
P = p – i
Esta fórmula aparece en el libro “The inner game of music” de Barry Green, quien hace su versión musical del original “The inner game of tennis” de Timothy Gallwey.
Nos dice que “P” es el rendimiento holístico que logramos, es decir, tanto la parte ejecutiva como lo que sentimos y aprendemos del momento.
La otra “p” es nuestro potencial, nuestra habilidad y talento innato. Que se resta a la “i”, la interferencia propia, nuestro diálogo interno que, de forma inconsciente, nos va narrando los fallos o errores que estamos cometiendo.
Según este libro, para obtener todos los beneficios de cualquier cosa que estemos haciendo, es importante que seamos conscientes de tres cosas:
- la calidad de nuestra experiencia mientras lo hacemos
- lo que estamos aprendiendo mientras lo hacemos
- lo cerca que estamos llegando de lograr nuestras metas.