A medida que iba leyendo el libro, me daba cuenta que el papel del docente en el aula debería ser como el del coach: un facilitador y un guía en el que el alumno es el protagonista de su aprendizaje, donde el docente aporta las herramientas, recursos y diferentes puntos de vista para ayudarle a lograr sus metas y objetivos.
¿Qué significa ser un coach? Así aparece en el libro:
El coach es un facilitador del aprendizaje. No es un experto que da respuestas, sino una persona que pone al que aprende en el centro, y le hace responsable de su propio proceso de aprendizaje y cambio. El coach acompaña, ayuda al otro a pensar, a comprender su realidad, a contactar con sus valores, emociones, sueños, retos y conflictos.
Efectivamente, un puñado de hojas después las autoras hablan del nuevo rol del docente: el docente-coach. Ya todo me encaja.
El libro no solo habla de características y herramientas del coach grupal e individual, sino que aporta ideas y actividades para llevar a cabo dinámicas de grupo para trabajar la gestión de emociones, el liderazgo, el trabajo cooperativo…
Sin duda, un gran libro que te hace reflexionar y pensar: ¿Dónde estoy? ¿Adónde quiero llegar? Y ¿qué necesito para lograrlo?