Metiéndome de lleno en el libro que me ocupa, no pasan más de unas pocas líneas para que me pare a subrayar qué es enseñar. Enseñar no implica aprender. Un concepto que, creo, muchos docentes tenemos equivocado. Podemos enseñar, sí, pero el alumno tiene que querer aprender. Entonces, ¿de qué sirve enseñar si no nos molestamos en que este quiera aprender? Hay una diferencia importante entre enseñar y ayudar a aprender. El libro lo define así:
El docente no «genera» el aprendizaje, solamente puede ofrecer las circunstancias óptimas para que este se produzca e incentivar a los alumnos para que se enfrasquen en realizar las acciones que los conducirán a alcanzarlo (el objetivo).