La memoria de trabajo, al ser limitada (el autor la compara con un cuello de botella) y filtrar los aprendizajes relevantes, puede saturarse con demasiados estímulos. En este sentido, existen tres tipos de carga cognitiva según la teoría de la carga cognitiva de John Sweller.
- Intrínseca: es la carga que se produce al mantener en la memoria de trabajo aquella información propia del objeto de aprendizaje.
- Ajena: cuando se produce la intrusión de información superflua en relación con el objeto de aprendizaje.
- Relevante: es la carga debida a la manipulación de la información que resulta necesaria para dotarla de sentido y conectarla a los conocimientos previos.
¿No os ha pasado alguna vez que explicas una tarea o das instrucciones para realizar una actividad y, cuando has terminado, viene alguien y te pregunta: «qué hay que hacer»? A mí sí. Gracias a este libro, ya no pienso que no me estuvieran prestando atención, sino que, aquellos que tienen una escasa memoria de trabajo, posiblemente se sobrecargaron, olvidaron parte de la instrucción, se perdieron o se bloquearon con tanta información y no supieron continuar. Tendríamos que ser cuidadosos cuando esto suceda, pues podría producirles frustración y desmotivarse.
¿Cómo podríamos manejar esa carga cognitiva en el aula? El autor nos da unas pautas para minimizarla y yo me quedo con estos:
- Reducir la carga cognitiva ajena:
- Evitar proporcionar información adicional.
- Proporcionar rúbricas sencillas.
- Regular la carga cognitiva intrínseca:
- Minimizar la cantidad de objetivos.
- Estructurar las actividades por pasos.
- Fomentar el uso de instrumentos y estrategias (guías, esquemas, mapas conceptuales…).
- Optimizar la carga cognitiva relevante:
- Proporcionar explicaciones explícitas con ejemplos detallados.
- Presentar información visual y auditiva.