Eso sí, para que se dé el aprendizaje, además de lo anterior, debemos estar activos. Es decir, pensar y reflexionar sobre lo que nos ocupa. Como decía antes, al leer este libro estoy realizando un aprendizaje activo porque pienso activamente sobre el objeto de aprendizaje, le busco significado y lo contrasto con mis conocimientos previos.
Una clase magistral donde el docente expone su lección y el estudiante escucha puede convertirse en un aprendizaje activo si los alumnos estuvieran pensando y reflexionando sobre el objeto de aprendizaje. Pero, en este caso, el docente no tiene la garantía de que esto suceda. De ahí surgen las metodologías activas, planteamientos y estrategias de trabajo donde el docente comprueba que los alumnos, realmente, han aprendido el contenido y son capaces de evocarlo y darle sentido.