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XII. Las creencias: Curación de contenidos, anotaciones y reflexiones sobre el libro «¿Cómo aprendemos?» de Héctor Ruíz

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Hablando del valor subjetivo, tienen mucho que ver las creencias que los alumnos tienen de sí mismos. Weiner habla de la llamada hipótesis del entrenamiento motivacional en atribuciones, que trata de educar sobre el éxito y el fracaso con el objetivo de que los estudiantes no los atribuyan a causas fijas e incontrolables (la suerte, la dificultad de la tarea, la subjetividad del docente…), sino a factores que están en sus manos, tales como el esfuerzo y las estrategias de estudio. Esto puede afectar positivamente en los resultados del aprendizaje.

Si los docentes facilitamos a nuestro alumnado las herramientas y estrategias adecuadas para afrontar los retos y tareas que se plantean, y ellos/as comprueban su eficacia en resultados positivos, aumentará su confianza y mostrarán mayor motivación en su progreso. ¿Qué surge primero, el éxito o la motivación? Sin duda, la motivación es muy importante para conseguir el objetivo, pero también es necesario el éxito para conservar la motivación.

Mirad qué importante esto:

La ciencia cuenta con múltiples evidencias que reflejan que todos (excepto las personas con graves trastornos) somos capaces de desarrollar niveles de expertez en cualquier disciplina, con el entrenamiento adecuado. Incluso podemos mejorar nuestra inteligencia, nuestra creatividad y nuestra memoria.

¿Cuántas veces nos han dicho o hemos escuchado que no valemos o no somos capaces de hacer algo? Una de las mejores frases la dijo Will Smith a su hijo en la película “En busca de la felicidad”:

Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo. Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo por ellos mismos, te dirán que tú tampoco puedes hacerlo. ¿Quieres algo? Ve por ello y punto.

Y a colación con las creencias, necesitamos potenciar en nuestro alumnado una mentalidad de crecimiento, donde el error y el fracaso sea parte del aprendizaje y permita al estudiante superar cualquier obstáculo y fomentar, así, la resiliencia.

Según Dweck, además de la mentalidad de crecimiento, las personas también podemos adoptar una mentalidad fija, basada en la capacidad innata de la persona que considera el error como una incompetencia para realizar algo.

La clave para incentivar la mentalidad de crecimiento, según Dweck, consiste en educar acerca del significado del error y promover una cultura que reconozca el valor del esfuerzo por encima del talento innato.

En la práctica instrumental se suelen dar muchos casos donde se prima el talento en lugar del esfuerzo. No obstante, llegará un momento en el que la dificultad sea tal que el talento solo no será suficiente y, aquella persona que no haya progresado en valores como el esfuerzo, la constancia y el compromiso, fracasará porque se verá incapaz de resolver dicha circunstancia.

Posiblemente, aquella persona que se haya esforzado, equivocado, rectificado, superado y practicado con resiliencia, llegará más tarde, quizá, al mismo objetivo que el que lo consiguió con talento, pero seguirá superando cualquier obstáculo que se encuentre, llegando, posiblemente, hasta donde se proponga.

Por ello, los estudiantes necesitan comprobar que el esfuerzo está conectado con el éxito.